¿Os imagináis un Sant Jordi con todos sus tenderetes adornados, sus jarras
con rosas en el centro de las mesas, las colas de los lectores ante los
escritores más reconocidos, otros ojeando las inacabables ofertas bajo la
atenta mirada de los autores sin nombre y juntos a estos, y al lado de una
torre de libros desafiando la ley de la gravedad, una leyenda que diga: “compra
mi libro a 0’99 euros” en una auténtica vorágine para conseguir salir en las
listas de los más vendidos de la diada?
Más o menos en eso se ha convertido Amazon, la plataforma más importante en
el negocio de la venta del libro electrónico, un todo se vale para favorecer
las cuentas financieras del gigante y el ego de los autores que de ninguna otra
forma lograrían publicar.
Obras sin chicha ni limoná, mal escritas, sin editar, un garabato por
portada, faltas, tanto da, el uno vende su espacio, él otro alardea de
publicación, la simbiosis perfecta donde el: cómprame mi libro o el: te lo
regalo, suena como una canción a la desesperación. Llamadas y campañas entre
amigos y familiares en un afán de petar las descargas, no vender sino figurar,
no abrirse paso gracias a tramas y personajes sino por influencias en la red
social, salir en esas dichosas listas de más descargados, cinco estrellas Amazon
a la carta, Pepi ponme las cinco estrellas, dame un like, comparte, es gratis,
la novela, su historia, sus personajes, su estructura, sus giros dramáticos,
eso, todo eso da igual si me descargas y me puntúas las cinco estrellas.
Amazon, con buen criterio y dándose cuenta a tiempo del narcisista uso de la
regla de los más vendidos acotó el terreno entre libros gratuitos y de pago
pero como pasa siempre, hecha la ley, hecha la trampa: ahí van los feriantes a
grito pelado, “ ¡a 0’99 mi libro que me
lo quitan de las manos!” con el afán de salir en una de esas listas y
coleccionar estrellas de oro.
Y claro, yo, como autor profesional que vivo de mis libros y exclusivamente
de mis libros, sin ser un top ventas ni un autor de fama mundial, un autor que
me debo a unos cuantos miles de lectores, que sin duda me encontraran
el día que decida colgar una novela, ¿cómo diantres conseguiré nuevos adeptos
en medio de ese inmenso océano del todo se vale? ¿Y el escritor con talento y una
buena historia pero que no ha conseguido publicar jamás ya que saturados de
originales las editoriales han cerrado sus puertas? ¿cómo se lo hará él? ¿cómo conseguirá
asaltar más allá de sus amigos y conocidos para presentar su buena obra como
carta de recomendación?
Pues la respuesta a
tales preguntas, y esta reflexión motivo de mi blocada, han zarandeado mi mundo,
poniéndolo patas arriba creando una nueva ilusión, casi obsesión: la creación
de un sello editorial digital que cuide no solo la edición de la novela, que
trabaje una portada atractiva, que dirija y acompañe al joven talento en su
creación, que seleccione los obras por calidad y rigor comercial, sin olvidar ni lo uno ni lo otro, que una vez
en la nube, éstas tengan una buena promoción a través de… bueno, esto, como la
fórmula de la coca cola es un secreto que me voy a guardar, un secreto que
conseguirá que las novelas lleguen a muchos más potenciales clientes que
dejándola a solas en ese inmenso desierto de nombre Amazon y que las estrellas,
esas que muchos suplican, se conviertan en lectores que aplaudan la creación.
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